viernes, 27 de mayo de 2011

Otra historia de amor

En 1977 Llegaron a mi pueblo un grupo de chilenos a trabajar en gastronomía.
Uno de ellos era Patricio, que era mozo, tenía alrededor de 25 años.
Como todos los hombres extranjeros, cuando llegan a un lugar, van al Kilombo hasta que consiguen mina.
En el Kilombo estaba Perla.
Patricio se enamoró de ella, y le confesó que el tenía sifilis en grado avanzado. Ya estaba en el cerebro. No estaba en sus genitales, o sea que ya no era contagiosa.
Patricio laburó como bestia 20 horas por día durante un año y le compró a Perla al Cafisho (en esa época las minas tenían dueño y se compraban y vendían)
Se casaron y ella quedó embarazada.
Patricio murió por la sifilis antes que nazca el bebé.
Cuando nació el bebé (por supuesto se llama Patricio), Perla empezó a trabajar como mucama en el Hospital local.
Hoy, 30 años después, Perla es jefa de enfermeras en el hospital local.
Ayer los vi en la calle, a Perla y a su hijo Patricio caminando orgullosos por la calle.
YO que me había hecho muy amigo de Patricio padre (mas de una vez me fió cervezas), Lloré en silencio, con una mezcla de tristeza y nostalgia por mi amigo muerto, pero con satisfacción por su hombría de bien y por la entereza de Perla.

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